Si, me voy. No puedo continuar cerca de ti estando tan lejos, tan imposible. Me alejo, te dejo solo, pero no estas solo.
Lo siento, no puedo vivir del pasado, de las imposibilidades, pues asi me convierto en la ambiguedad entre los extremos, idealismo y racionalidad. No merezco esto, bien lo sabes.
Entonces digo adiós. Las palabras del pasado no se anulan con mi partida, pero debes saber que no volveré, no debo, no puedo. Si quieres puedes venir, para siempre, pero yo no volveré.
Este abandono es por mi, siento frio y me congelo.
Adiós mi amado. Que tengas una buena vida. Cuida de tu salud, ve al cardiologista, busca una iglesia para congregarte, disfruta a tus futuros hijos, nietos, ¡que sé yo!.
Adiós.
Que linda carta...
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