Este blog pretende ser un espacio abierto para temas teológicos, filosóficos, liricos y otros relacionados. Una ventana por la cual miro el mundo.


miércoles, 24 de febrero de 2010

El Reino de Dios y Su justicia

Creo que uno de los temas más bellos del Nuevo Testamento es el Reino de Dios. Me atrevería a decir que no solamente del Nuevo Testamento, sino de la Biblia toda, pues en el se manifiesta el eterno e invisible poder de Dios en medio de la historia. Todas las doctrinas bíblicas son manifestadas para concretizar el Reino para gloria de El.

Todo el Antiguo Testamento (A.T) presenta a la nación de Israel y a su único y sublime rey YHWH, como creador y autor de las victorias y derrotas de los israelitas. Un Dios soberano que exalta, humilla y ama a su pueblo. Que enseña a través de paganos que todo el poder está en El y no en la integridad de la religión ni en la fuerza militar, necesariamente. Un Dios único que no tiene igual. Recién en Isaias el pueblo conoce que no existe “otro” dios y que los ídolos nada son. Adonay es suficiente para su pueblo y El reivindica las promesas de restauración de Israel que continuamente pasa por la vergüenza y desgracia.

La esperanza es un elemento que siempre estuvo presente en el A.T. Esta esperanza de restauración la vemos cumplida cabalmente en el Nuevo Testamento (N.T) La aparición del Mesias en su estado de humillación fue el hecho glorioso y la consumación de toda la esperanza y promesa hecha por Dios. El Reino de Dios se había aproximado a la humanidad, ¡El estaba entre nosotros! El único capaz de ejercer toda justicia estaba presente y listo para hacernos participantes de la promesa de restauración.

Cuando Jesús enseña a la multitud y a los discípulos a “buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las cosas os serán acrecentadas” tengo buenas razones para creer que no se refería a hechos de justicia propiamente dichos, sino que se refería a El mismo.

La ley nos revela el pecado y la incapacidad de cumplir todas las exigencias hechas. La conciencia de incapacidad se hace manifiesta por la Ley y todo esfuerzo humano se torna vano para realizar tan utópica tarea. Es necesario que algo o alguien que cumpla toda la Ley, alguien demasiado justo para realizar esa tarea. Solamente el Hijo de Dios podría darnos esa justicia, convirtiéndose así en la personificación de la justicia, la utopía realizada, el sueño de los hombres se torna realidad por medio de un dios, el único Dios soberano del Universo.

Buscar el Reino de Dios y su justicia es buscar la voluntad de Dios y la persona del propio Jesús, encarnación y personificación exacta de toda justicia realizada. Teniendo estas cosas como prioridad, todo lo demás que necesitemos simplemente será acrecentado. La única y sublime necesidad es buscarlo, las demás cosas son eso: cosas.

Que el mismo Rey nos ayude a buscarlo cada día, para que así se torne

necesidad prioritaria, el sublime anhelo de nuestra alma y satisfacción de nuestra vida.

1 comentario:

  1. Daniela,

    Seu blog já faz parte da Sociedade Calvinista.

    Um abraço!

    Heitor Alves
    eleitosdedeus.org/sociedadecalvinista

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