"Y puso Adan nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él(...) Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre" (Gn. 2.20-22)
Hace un par de años vengo notando un hecho singular en nuestra sociedad: la presencia significativa de animales en el día a día de las personas. Claro que ellos siempre han estado presente, pues hacen parte de la naturaleza, y antes de que la tecnología nos cautivara e invadiera, ellos nos ayudaban a transportarnos en carruajes entre otras cosas. Siempre se vio a los animales como un ser que tenia utilidad, esa era la relevancia de su existencia, por ejemplo: caballos servían para guiar carruajes, perros para defender la casa, gatos para comerse a los ratones etc.
Ahora vemos que los animales, principalmente los domésticos, les ha sido otorgado un status singular dentro de la familia, y por ende, dentro de la sociedad.
Primero comenzó con el alimento para animales. Recuerdo que cuando niña nuestro gato comía la comida que sobraba del día. Comía pan reseco o, como un gran banquete, remojado en un plato con leche. ¡Animales dentro de casa era una cosa de otro mundo!, ¡alimento para gatos ni pensar!, era algo ajeno a nuestra realidad, pero poco a poco no solamente el alimento para animales se impuso, sino también las camas, la ropa, la medicina, la esterilización (eso me parece bueno) entre otras cosas. Las personas cada día le dan más importancia a los animales domésticos: perros y gatos pasaron a ser un integrante más de la familia. Cuando llegamos a este punto es que comencé a preocuparme.
He notado que los animales han tomado la misma importancia que las personas!. No pretendo ser una cruel con los animales, tampoco quiero que Green Peace ni la Sociedad Protectora de Animales me crucifique, pero meintras más atención damos a los animales, menos importancia atribuimos a los seres humanos.
¿Por que digo esto? Porque a medida que las personas se aproximan de los animales, se alejan de las personas que los rodean. Parece que quien posee un animal de estimación espera tener un relaiconamento con ellos, y piensan que es una cosa reciproca, buscan en un animal lo que deberían buscar en un humano! Eso es lo que me parece terrible.
El antiguo dicho “mientras más conozco a las personas mas quiero a mi perro” me parece la mas clara y patente señal de que lo que digo es verdadero. ¿Cómo es posible que substituyamos personas por animales? Eso demuestra mas una vez el egoísmo e individualismo en el cual las personas se aventuran, aventura infeliz, debo decirlo.
Digo que es una actitud egoísta buscar en un animal un relacionamiento que solo es posible con personas por lo siguiente: un animal nunca te va a contradecir, nunca argumentará en tu contra, nunca te mentira ni traicionará, nunca dejará de escucharte. Eso es lo mas distante que puede existir de un relacionamiento!. Parece que e deseo de vivir, experimentar la existencia esta siendo abandonado gradualmente. Nadie quiere sufrir los desgastes del amor, nadie quiere crecer con similares, sino con pseudo papagayos que los complazcan y finjan un amor incondicional.
Me preocupa que los grupos de protección a los animales crezcan en la misma proporción que los grupos skinhead o que los vagabundos que mueren en las calles. Me preocupa que animales reciban atención medica, mientras que personas esperan años para recibir transplantes de órganos. ¿de que sensibilidad estamos hablando? Es apenas una falsa bondad, una sensibilidad disfrazada de egoísmo y ensimismamiento.
¡Me preocupa que los perros ataquen a sus dueños o vecinos y los maten y nada suceda! Un asesinato por un perro pasa más impune que un asesinato de una persona a otra! ¿en que sociedad estamos viviendo?
Por mi parte, prefiero continuar mis conversaciones con humanos, que con sus errores y aciertos me ayudan a crecer. Porque se que su silencio no es una cosa natural a ellos, sino que sucede porque me están escuchando, donando su tiempo, preocupación y amistad. Porque la vida esta hecha de amores y desamores, porque en sus imperfecciones se revela lo divino, nuestra carencia de los otros mortales racionales; similares a nosotros, y al mismo tiempo tan diferentes.
Yo no tengo mascotas, pero si tengo amados amigos.
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