Mi dulce tristeza llega sin avisar
Y en realidad no lo necesita; ya es de la casa.
Mi dulce tristeza me roba las palabras
Y me deja monosílabos;
Me sumerge en la taciturnidad.
Por ser dulce, me permite esbozar sonrisas lánguidas
Conformadas, del ocaso.
Mi dulce tristeza me hiere con algodones,
Me golpea con placidos abrazos
Y me transmite el calor de la puesta de sol.
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