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viernes, 26 de agosto de 2011

La marcha de los sordos



Pienso que nadie, por muy poco que le interese la política, puede mantenerse al margen de los hechos que están sucediendo en nuestro país. Primero porque se han prolongado y son evidentes; segundo, porque nos lastiman como ciudadanos.

Tenemos, por un lado, las demandas estudiantiles; las cuales son justas, pues no podemos ser ciegos al no reconocer el alto costo de la educación universitaria. Sin embargo, esta justa causa está empañada con fines políticos destructivos.

Parece que la consigna estudiantil va más allá de lo que le comprende, es una protesta contra el gobierno, no seamos inocentes. Pensar que esto no tiene nada que ver con que tengamos-democráticamente- un gobierno de centro-derecha, seria absurdo. Sabemos leer entre líneas. No quieran engañarnos.

Y justamente esta semana hemos visto cuán politizado- por lo menos en su liderazgo – está esta marcha. El hecho que la CUT, a la cabeza del señor Martínez, se haya sumado con un paro de dos días es lo más absurdo que he visto en mi corta vida. Primero porque ni ellos tenían claro el por qué del paro, y segundo; porque claramente su objetivo es perjudicar al gobierno y desestabilizarlo.

Ok, tenemos por un lado las demandas estudiantiles; y también tenemos a un gobierno que ha dicho – en reiteradas ocasiones – que está abierto al dialogo. Aquí es donde surge el problema. No se puede conversar marchando, eso es absurdo. Creo que hay – o debiera haber - madurez suficiente para sentarse y conversar. Lo que pasa es que los líderes estudiantiles quieren ‘todo o nada’; no están dispuestos a negociar; siendo que el gobierno les ha (nos ha) hecho una buena oferta.

¿Por qué parar las marchas? Simple: porque daña al país. Los delincuentes, anarquista y simples ‘rebeldes sin causa’ destruyen día a día los bienes públicos y privados, sembrando el terror.

Y déjenme decirles algo: el comercio que se adhirió al pseudo paro de la CUT no fue tanto por concordancia, sino por miedo a los destrozos, miedo a los marchantes sordos. ¿Así es como queremos a Chile? Ciertamente no. Sin embargo ‘la marcha de los sordos’ ha daña al país. Pienso que el recado fue dado; la molestia es evidente; pero dejémonos de marchas y pongámonos de acuerdo. Que la clase política frustrada no se aproveche de esto para perjudicar al gobierno. Seamos sensatos, dejemos la sordera y contribuyamos con el país.

Si la marcha deja de ser sorda, cesará por el bien del país. De lo contrario, si está repleta de objetivos políticos; ciertamente continuará.


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